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Puedes llenar tu agenda de actividades, reventar los nudillos contra un muro, mirar el móvil sin descanso, comer dulces, correr, poner música a todo volumen, ver un capítulo detrás de otro, pero siempre te acompañarán tus PENSAMIENTOS.

Y no son pensamientos que te dicen lo maravilloso que eres en tu profesión, lo estudioso que te has vuelto, lo guapo que te ves en el espejo… No, normalmente lo que escuchas en tu cabeza es un crítico interno bastante cruel que te dice cosas que jamás dirías ni a tus enemigos. ¿Como es posible que puedas odiar tanto lo único que tienes? Tu cuerpo, a ti mismo, tus capacidades, tu profesión, tu mente…

Los pensamientos están presentes incluso cuando quieres mitigarlos: distrayéndote, evitándolos, pasando a otras actividades… Y vuelven con más fuerza para hundirte. Los pensamientos están en la base de una enorme cantidad de trastornos emocionales:

  • Todo el abanico de trastornos ansiosos: ansiedad social, ataques de pánico, ansiedad por la salud (hipocondría), agorafobia, claustrofobia y todas las demás fobias.
  • Depresión: desde la depresión leve hasta depresión mayor. Nunca dejamos de pensar.
  • Trastorno por estrés postraumático.
  • Trastorno obsesivo compulsivo.

Y un largo etcétera.

La sorpresa es que no podemos “eliminar” los pensamientos molestos. No sirve de nada luchar contra ellos o escapar de ellos. En cualquier momento oportuno vuelven a importunarnos.

  • Piensa en una taza de té. Imagínatela. Y ahora no pienses en ella. Deja de pensar en ella, ¡si ni siquiera te gusta el té! Y ahora ¿en qué piensas?
  • En la taza del té…

¿Qué nos pasa? ¿Por qué no somos capaces de controlar nuestra propia mente?

Tratar de controlar nuestros pensamientos nos lleva al efecto contrario. ¿Qué haces tú para controlar tus pensamientos negativos?

Hay muchas técnicas que se utilizan, dependiendo del tipo de terapia psicológica que se aplica y del tipo de paciente:

En la terapia cognitivo-conductual se utiliza la reestructuración cognitiva: tratamos de nombrar, entender, racionalizar y cambiar los pensamientos negativos por otros menos nocivos o críticos. Se suele buscar la utilidad de cada pensamiento, profundizar en qué es realmente lo que lo produce: miedo a alguna situación, frustración, celos, vergüenza, etc. y buscar otras explicaciones alternativas a las situaciones en las que los pensamientos aparecen.

La terapia racional emotiva utiliza el modelo ABC que, después de hacer una recolección exhaustiva de los pensamientos y emociones que nos alteran, trata de mostrar cómo un estímulo provoca un determinado pensamiento, basado en nuestras creencias y experiencias previas, y éste, a su vez, genera una reacción emocional. Desde esta técnica se busca entender que los pensamientos negativos no son verdades absolutas y pueden ser discutidas y modificadas para así cambiar las emociones que nos provocan.

En la terapia breve estratégica se utilizan una variedad de ejercicios que buscan romper la relación entre el pensamiento, la emoción negativa y las conductas derivadas. En este tipo de técnicas no importa por qué se produce este pensamiento, ni su causa más primaria, sino que se busca el cómo: cómo romper esta relación que se ha formado. Una de las técnicas que se puede usar es la de “aplazamiento”, como por ejemplo “la hora de pensar”. Cada vez que empieza tu diálogo interno se aplaza conscientemente, reconociendo que es un pensamiento o una idea sobre la que pensarás en la hora designada a ello.

La Terapia de Aceptación y Compromiso considera que cuando tenemos pensamientos negativos (lo mismo pasa con emociones o recuerdos indeseados) nuestro cerebro se encuentra “fusionado” con ellos y vivimos a través de este prisma, alejándonos de nuestras metas y valores, sufriendo un constante dolor emocional. Cuanto más control ejercemos sobre estos pensamientos, más sufrimiento nos generamos y más fusionados estamos con ellos. En este tipo de terapias se trata de permitirse sentir estos emociones y pensamientos negativos sin evitarlos y poder convivir con ellos eliminando su capacidad de atraparnos una y otra vez.

¿Te parece interesante alguna de estas técnicas terapéuticas? Escribe cuál te parece más útil o más adecuada para ti y la desarrollaremos más.

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