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Los humanos buscamos la normal, lo correcto, algo en lo que orientarnos. Pero qué pasa si te digo que dentro del duelo hay tanta variación que sería muy difícil decir cuánto tiempo es normal estar de duelo y cómo sería correcto procesarlo. Al ser un proceso profundo y personal será más fiable fijarse en tus sensaciones, emociones y comportamiento, antes que limitarlo a un tiempo determinado.

Una pérdida nunca es fácil de superar, ninguna pérdida. Y el duelo brota sobre un terreno de vinculación emocional con alguien o algo, por lo que puede suceder a la muerte de un miembro de familia (incluidos los animales que tenemos junto a nosotros), con la pérdida de un objeto significativo, cambio de trabajo, despido o jubilación, emigración o mudanza, enfermedad grave, aborto, imposibilidad de tener hijos o ruptura de una relación, entre otras.

¿Por que hay elementos en nuestra vida que dejan un vacío más grande que los demás?

Hay varios motivos para ello:

La vinculación emocional: hay personas con las que tenemos una vinculación emocional más fuerte. Puede ser porque compartimos nuestros valores con ellos, vivimos muchas situaciones juntos y las sensaciones de haberlo vivido están ligadas estrechamente con esta persona, son nuestras personas de referencia, forman parte de nuestro hogar o, incluso, hemos podido desarrollar una dependencia emocional de ellos.

Sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a la persona fallecida: sucede cuando nos sentimos responsables por la muerte de la persona y pensamos que no habíamos hecho todo lo posible por evitar el fatal desenlace.
Sentimientos no expresados. Hay cosas que quedan por hablar con la persona y no podemos hacerlo. O quizás no conseguimos despedirnos. O la pérdida fue en un momento en el que no la esperábamos o fue muy brusca. Todo ello contribuye a que el duelo se complique.

La falta de rutina: a menudo, nuestra rutina depende de quien desaparece. Sucede incluso cuando la rutina puede parecer negativa, como en el caso de familiares dependientes o enfermos. Al perder esta parte de nuestro día a día, perdemos en cierta manera nuestro propósito, y las horas libres que nos quedan libres se encargan de recordarnos que nos falta alguien.

Duelo es una crisis y es necesario romperse para luego poder recomponerse sin el componente que falta. Siempre quedará una cicatriz y es importante que sea una cicatriz y no una herida sangrante que cada poco tienes que volver a atender, que se infecta y no te permite disfrutar de la vida.

Procesamiento del duelo

¿Qué puede fallar? 

No me gustaría hablar de las fases de duelo que se me antojan rígidas y que no permiten a cada uno vivir su dolor tal y como lo necesita, sin tener que acogerse a unos marcos determinados. Lo que suele fallar en la correcta elaboración de duelo es no encontrar el momento para derrumbarse, creer que es necesario ser fuerte en todo momento, suprimir la expresión emocional o no permitirse sentir el dolor. Tampoco ayuda dejar de hablar de la pérdida, evitar cualquier comentario, eliminar las cosas del fallecido o, incluso, reaccionar negativamente a cuando otros nos hablan de lo perdido. 

Adquiere una especial importancia “cerrar” la pérdida y para ello son necesarios los rituales que ayuden a terminar esta etapa y dejarla solo en el recuerdo. 

¿Cuándo necesitaremos terapia? 

No hay un momento correcto para el inicio de terapia psicológica. Cada uno podrá pedir ayuda en el momento que la necesite, aunque en estos puntos resumo algunos de los casos:

  • Cuando tienes la sensación de estar completamente estancado en el dolor. Éste no cesa por más que pasan semanas o meses. 
  • Cuando parece que el duelo no se presenta: no eres capaz de llorar, de expresarse emocionalmente y caes en la apatía; o bien cuando reanudas tu vida como si nada hubiera pasado. 
  • Cuando la calidad de tu vida se ha visto mermada. 
  • Si crees que tus relaciones sociales, familiares o de trabajo se están deteriorando. 
  • Si tu familia insiste en que busques ayuda. 
  • Cuando sientes que necesitas estar acompañado, te pesa estar solo, o crees que los demás no lo entienden. 

¿Cómo podemos ayudarte? 

El duelo es algo por lo que uno debe pasar, por lo que evitar el dolor será imposible, ningún psicólogo aconsejaría eso. Desde Ginkgo Salud podremos estar a tu lado, acompañándote y dándote herramientas necesarias para que el proceso sea más llevadero y que puedas percibir esta experiencia como necesaria y útil. Nos centraremos en que puedas cerrar el duelo con éxito, te ayudaremos a readaptar tu mundo de valores, tus rutinas y aficiones, y contestaremos a todas las preguntas que puedan surgirte.  

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